Silenciamos lentamente la agonía
provocando un ritual místico
en este reencuentro de esencias
donde Dios nos premio
al pertenecernos sin piedad.
provocando un ritual místico
en este reencuentro de esencias
donde Dios nos premio
al pertenecernos sin piedad.
en la oquedad de tu rostro
donde sobran las palabras
y mis dedos en tus labios
...en el reino de tu cuerpo
donde no son suficientes
las perpetuas caricias
o tal vez, no queremos entender
y seguimos abrazados al pensamiento.