a veces...aveces.

a veces...vienes
quizás  porque con los siglos
te manifiestas...magnificente
y por eso te espero
designo que empieza
donde los fantasmas crecen
y el sacerdote canta
una canción banal
en mi cerebro.


Mi cuerpo inerte
libre de pecado
en la soledad de las sabanas
cual tumba incompartible
y mis manos carcomidas
infinitas
sepultadas entre añoranzas
y recuerdos del si hubiera.


Silencio que reclama el olvido
cantos gregorianos
perpetuos
aire virgen
que predice 
el espacio 

entre nuestros vacíos.

Ab aterno

dentro de tu paisaje

desteñido

se vislumbran

los toscos arrebatos

de un presente sin hambre

y sin oficio

carente de todo

sin vicios ni vacios

donde solo tu ausencia

es infinito.

Nuestro instante...no principia, ni termina.

Ahora, que esta fuga

rozara apenas

tu conciencia

ya no sentimos

caer al cielo

el sol es un angel

abnegado

irreverente

y nosotros tan sumisos

canticos y salmos

lo confirman

en está rebelión

de disipar dias

postrados en nuestros cuerpos

aquí... donde nadie ni nada

nos salvara

exepto la fé

que pierde su equilibrio vertical.